El 40% de los casos de esterilidad en las parejas tienen origen masculino, ya sea por alteraciones en la calidad del semen o por problemas de eyaculación.

La biopsia testicular es un procedimiento que permite a las parejas lograr un embarazo mediante un tratamiento de FIV con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), sin ser necesario un semen de donante.

La biopsia testicular es una intervención quirúrgica superficial basada en la extracción de una o varias porciones de tejido mediante pequeñas incisiones en los testículos. Las porciones de tejido se observan al microscopio para detectar la presencia o ausencia de espermatozoides. Esta intervención quirúrgica la realiza un urólogo apoyado por un biólogo.

Se puede realizar abriendo la piel del escroto o mediante un pinchazo y aspiración con una aguja especial. Para ello, se administra anestesia local o general en la zona, por lo que la biopsia testicular no causa dolor.

Una vez obtenidos los espermatozoides, éstos se pueden congelar en nitrógeno líquido a -196C o utilizarlos directamente para fecundar los óvulos de la mujer extraídos por punción ovárica durante un tratamiento de FIV.